Lecciones de la pandemia

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Hace tres años, los héroes ciudadanos salieron a las calles con camisa arremangada a levantar escombros para ayudar a las víctimas del sismo; hoy los héroes ciudadanos visten en pijama desde sus hogares y usan cubrebocas para prevenir el contagio personal y colectivo.

 

 

¿Qué ocurrirá el esperado día después del Coronavirus? Algunos expertos argumentan que la pandemia representa un punto de inflexión que cambiará el comercio internacional, la movilidad, los sistemas educativos, las modalidades de trabajo, el rol de los gobiernos, y hasta gestos tan simples como nuestra manera de saludarnos y la convivencia humana en general.

 

De manera contraria, otros argumentan que todo volverá a la normalidad, que la población olvidará de inmediato la pandemia, que el actual vacío de las calles y los espacios públicos se llenará de inmediato, y que seguiremos siendo los mismos de siempre.

 

Si bien aún es muy temprano para saber lo que ocurrirá en términos de sociedad, es importante que nos preguntemos qué hemos aprendido durante los días de cuarentena y qué lecciones nos ha dejado la crisis del Coronavirus a nivel personal.

 

En este sentido, es posible identificar al menos tres lecciones al respecto:

 

En primer lugar, esta pandemia nos ha hecho valorar por primera vez lo que no sabíamos que teníamos, es decir, todas aquellas libertades que dábamos por sentadas y que por lo tanto minimizábamos.

 

Hoy extrañamos cosas tan simples como salir a comer a nuestro sitio favorito, reunirnos con nuestros amigos, o abrazar a las personas que amamos sin preocuparnos de ponerlos en riesgo. La pandemia nos ha arrebatado estas libertades, aunque sea de manera temporal.

 

Cuando pase esta crisis, los mexicanos que hayamos aprendido esta lección seremos diferentes, y a partir de ese momento no les quedaremos a deber abrazos a nuestros seres queridos, ni faltaremos a esa reunión por desidia, ni dejaremos las cosas importantes para después. Será la sociedad del ocaso de la procrastinación y de los que se avientan a perseguir sus sueños.

 

En segundo lugar, esta crisis ha hecho un gran énfasis sobre la importancia de contar con un sistema de salud universal.

 

La pandemia ha expuesto la fragilidad de los sistemas de salud pública de los gobiernos alrededor del mundo, demostrando sus limitaciones. Algunos países se han enfrentado a la saturación de su capacidad hospitalaria, siempre en perjuicio de la población con menores recursos.

 

La presente generación quedará marcada por el sentimiento de vulnerabilidad generado por la pandemia, y viviremos por una parte con la preocupación de que algo similar vuelva a ocurrir, y por otra parte sabremos que el sistema de salud pública será un actor central en nuestras vidas conforme vayamos envejeciendo.

 

Por estos motivos, las personas que hayamos aprendido esta lección apoyaremos, tanto a nivel personal como político, la construcción de un sistema de salud que brinde a toda la población atención médica y hospitalaria gratuita y de calidad.

 

Como tercer y último punto, la pandemia nos brinda una nueva lección acerca de la admirable solidaridad del pueblo mexicano.

 

Hace tres años, los héroes ciudadanos salieron a las calles con camisa arremangada a levantar escombros para ayudar a las víctimas del sismo; hoy los héroes ciudadanos visten en pijama desde sus hogares y usan cubrebocas para prevenir el contagio personal y colectivo.

 

Millones de mexicanas y mexicanos han adoptado la medida preventiva “Quédate en casa” que hizo el Gobierno Federal. Además, tanto universidades como empresarios, asociaciones civiles y ciudadanos en general, han demostrado un admirable liderazgo en la adopción de medidas para prevenir la propagación del virus, así como en la construcción de redes de solidaridad para hacerle frente.    

 

En este sentido, quiero destacar la iniciativa de mis amigos Ricardo Godínez y Lorenza de Icaza, EKATI “Un respiro de vida”, impulsada por un grupo de científicos mexicanos que estarán produciendo ventiladores mecánicos pulmonares para salvar vidas.

 

Las personas que hayamos aprendido esta lección, entenderemos que no es necesario estar inmersos en una crisis para ayudar de manera organizada a resolver los grandes problemas que afectan a nuestro país, y que el momento correcto para actuar en las agendas de bienestar, pobreza, medio ambiente, igualdad de género, seguridad pública, educación, y un largo etcétera, es ahora. Este virus dará luz a nuevos activistas.

 

Desde luego, la experiencia ante la pandemia es personal, por lo que existen muchas otras lecciones de las cuales es importante hablar, porque cuando un aprendizaje pasa del plano personal al colectivo, éste se convierte en cultura.

 

Entonces, ¿qué pasará el día después del Coronavirus?... pues todo dependerá de qué tanto hayamos aprendido.

 

 

 

 

*Pedro Rangel

Maestro en Políticas Públicas. Harvard University.

pedro.rangel@thefuturesociety.org

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pedro Rangel Magdaleno